martes, 27 de julio de 2010

Huellas en la Pintura de Cruz Acosta


Inauguración el próximo viernes 13 de agosto

Cruz Ramón Acosta, un artista nacido en Pampatar, lugar donde ha transcurrido la mayor parte de su vida, y ciudad inspiradora de su propuesta pictórica, indaga hoy sobre el paisaje como muestra recurrente de su obra artística.

Trece pinturas cargadas de color y grandes pinceladas muestran el ciclo del creador, desde la tierra, de la memoria, del afán de preservar la historia de lo que fue y lo que la huella del tiempo destruye, visto desde el color y la presencia del trópico, del Caribe, es tan sólo un abreboca de la próxima inauguración de la Galería de la Red de Arte de Porlamar, rincón agradable en la Avenida 4 de mayo, donde grandes y chicos podrán disfrutar de esta muestra denominada “Huellas en la Pintura”, desde este viernes 13 de agosto a las 5:00 pm.

En esta oportunidad, La Galería de la Fundación Red de Arte, ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, nos presenta la sexta muestra del año con uno de los artistas plásticos más representativos del arte en Nueva Esparta. Desde 1978, el artista plástico Cruz Acosta, inicia su carrera expositiva y no ha dejado de concebir una obra, en donde el fundamento o propósito de ella no sea la de insistir en la propuesta de la nueva visión del paisaje venezolano.

Sin separarse del rol social, del compromiso con su entorno, y con una gran preocupación ecológica, ambiental, el artista toca el tema del derrame petrolero del golfo de México, con una obra cargada de dramatismo, una antítesis del ave fénix, porque sabe que esa ave de la pintura no se levantará ni tendrá otro color que el negro.

Luego tenemos esa hermosa obra denominada Lloviendo sobre el Gurí, majestuosa, llena de vida -azul- caudalosa, alegórica y premonitoria de lo que somos como país. El artista se siente comprometido con la necesidad de transmitir la belleza pero sobre todo alertar sobre lo que somos, lo que tenemos y la imperiosa necesidad de preservar nuestro entorno físico.

Testimonio del Bahareque, es otra pieza que no podemos dejar de comentar, ya que en ella Acosta invoca el testimonio del pasado, de las ruinas, de la sequía envuelto en un espacio cargado de símbolos a través del color.

De la serie Comoquenique (animalitos de la arena que salen cuando está muy caliente y pican), son un canto de alegría, de optimismo, de esperanza enmarcado como una obra de primavera.

En “Huellas en la pintura”, Cruz Acosta nos hace un recorrido por la naturaleza del color con un discurso totalmente ecologista, lleno de preocupación, de alerta. Y como dijo el maestro Efraín Subero, “el arte de Cruz Acosta procede del hondón de lo que estaba. De lo que no pudimos mantener”.(Fin/ Red de Arte)

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