Adriana Uribe |
La artista plástico Adriana Uribe inaugura este jueves 30 de
octubre en el Complejo Cultural “Francisco Lárez Granado” de la ciudad de
Juangriego la exposición “Soles”, realizada a través del Sistema Nacional de
las Culturas Populares, a las seis de la tarde.
El camino de las artes plásticas lo ha transitado toda su vida.
Desde niña Adriana Uribe dibujó y pintó. Sin embargo, cuenta que sus estudios
formales iniciaron en la Escuela
de Artes “Cristóbal Rojas”, en Caracas a la edad de 20 años. Allí estudió
dibujo, luego en el Centro de Enseñanza Gráfica aprendió artes gráficas y
finalmente, se graduó en el Instituto Armando Reverón, hoy UNEARTE.
“El arte siempre lo he sentido muy espiritual, pero en el
área en que estoy trabajando actualmente, es donde más he sentido esa profunda
conexión con lo que usualmente llamamos Dios”, comenta enamorada de su trabajo
pues llegó a esto en una búsqueda personal de su relación con el entorno, consigo
misma y con lo divino.
Cada obra es planeada y sentida
Cada trabajo tiene una razón de ser diferente. Para Uribe los
mándalas “tienen sobretodo que ver con una necesidad de contestarme
interrogantes sobre el universo, sobre el orden y el caos en que vivimos”,
explica. En su opinión, son como ejercicios de meditación en movimiento que
obligan al ser humano a centrarse y a reflexionar sobre la vida en un sentido
más amplio.
Cuando es consultada sobre la obra preferida de toda su
creación, tajantemente destaca que en general le gustan todas sus obras. “Aunque
sean de formato grande o pequeño, cada una de ellas fue planeada, pensada,
sentida y elaborada con mucho amor y conciencia”, asevera.
Silencio para crear
“La razón de ser de un artista es la comunidad. Todo lo que
hacemos es para ella.”, asegura Uribe. A su vez afirma que el trabajo del
creador requiere del silencio y el recogimiento que “sólo se encuentra en la
soledad, la obra sólo adquiere sentido cuando es disfrutada, o criticada por
nuestros compañeros de vida”.
En cuanto al lenguaje del artista Adriana Uribe refiere que
la palabra es la obra y con ella se quiere comunicar no sólo lo que se siente,
sino lo que se intuye, lo que la sabiduría universal le transmite. “Son gritos
silenciosos, súplicas silentes, besos y abrazos en imágenes”, atestigua.
A su juicio, que el creador dé talleres en la comunidad no
es del todo adecuado ya que en primer lugar, “el artista en general, a menos
que se haya preparado para ello, no es docente ni tiene estrategias didácticas,
y en segundo lugar, pierde la fuerza creativa que requiere en el proceso de
elaboración de su obra”.
La muestra “Soles”, basada en mándalas, es una forma muy
personal “de entender el orden de la vida, de aceptar lo que viene sin
renunciar a la felicidad y la alegría”, dice y a su vez subraya que anhelo que
cada persona que vea la muestra salga de ella con el corazón en paz.
María Eugenia Guerra / MinCultura Nueva Esparta
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